​
A la pregunta por la trascendencia de la vocación religiosa hoy, puede precederle la pregunta por los imaginarios que surgen frente a la vida consagrada. Sabemos que muchos jóvenes viven el ámbito de lo religioso entre olas de rechazo y atracción; actualmente pareciera que la religión ocupa uno de los últimos lugares en la escala de las cosas que les son importantes, porque las instituciones tradicionales no les dicen nada, más bien han dejado de ser creíbles.
Si a la vocación religiosa le acompaña el imaginario de una vida de perfección moral, obediencia ciega que marca las pautas del comportamiento, acatamiento de normas externas que generan sumisión, o sólo la búsqueda de autorrealización personal y profesional, es posible que no sea un camino plausible para los jóvenes, a quienes el mundo de hoy les hace múltiples ofertas, más atractivas y afines con sus genuinos intereses y necesidades.
Pero, si un joven que busca dar sentido a su vida, que anhela ser feliz y verdaderamente libre, dándose a los demás, descubre que la vocación religiosa es una invitación del Espíritu a configurarse con el Jesús histórico, para vivir, amar y servir a su modo, colaborando en la construcción de un mundo mejor para todos, encontrará en este estilo de vida un camino que da respuesta a las grandes preguntas y anhelos que habitan en su corazón.
Como propuesta del Espíritu a seguir a Jesús de Nazaret, a vivir según su evangelio, a transformar la sociedad según la misericordia y la justicia de Dios, la vocación religiosa siempre será una propuesta valida, un camino de felicidad en el que los jóvenes pueden hallar sentido a sus búsquedas y respuesta a sus grandes preguntas; un espacio de pluralidad y aceptación donde tienen cabida sus intereses sociales, humanitarios y ambientales, y donde pueden ser hombres y mujeres libres, para los demás.
La vocación religiosa como proyecto de vida, entendida como relación de amor con Dios, que cautiva interiormente, y a quién respondemos con libertad, siempre es actual y puede ser hondamente deseada, porque mueve a realizar elecciones que engendran vida en plenitud a nivel personal y social, desde un Tú mayor que nos trasciende y da sentido a la existencia.
Mariela Lorenzo, ra.
Vocación religiosa,
¿trascendente en el mundo actual?